miércoles, noviembre 22, 2006

El tiempo vale oro y tu vales por como te ves....

Estas son las ideologías de la sociedad.
Mientras que todas las personas y la ciencia buscan como alargar sus vidas, también buscan que hacer durante ese tiempo, nadie tiene espacio para pensar en si, en sus anhelos, sueños, en quienes somos y por qué sentimos lo que sentimos; pensar a pasado de moda; porque ya no hay tiempo para ello, el colegio, el liceo, la universidad, el trabajo, no deja tiempo para vivir.

Son demasiados los requisitos para ser aceptados en esta sociedad, perdemos tanto tiempo pensando en lo que el otro espera de “mi”, y no nos detenemos a pensar que es lo que “yo” quiero de mi.
Somos una sociedad estresada, pensando siempre en lo que debemos hacer, en nuestro futuro, dejando de lado nuestro presente, y nos damos cuenta que el tiempo no nos alcanza pero, no importa, por que ¿a quien le interesa dormir las 8 horas que dicen los médicos que hay que dormir para descansar el cuerpo, si es nuestra alma, nuestro pensamientos los que están cansados?, Tener que superar los obstáculos, es nuestra meta ahora.

Estamos cada vez mas ligados a nuestros trabajos, el computador ya le quito el lugar de mejor amigo del hombre al perro, ya que es ahora el computador, al que le confiamos todo, al que cuidamos y no queremos que se “enferme”; nuestro computador, intermediario entre individuos.
Desde que nacemos nos asignan objetivos, debemos ser autónomos para poder ingresar a un buen jardín, y así poder pasar a la básica, la cual nos va a dar los cimientos de nuestra vida, debemos esforzarnos, ya que de esto depende el ingreso al liceo, en él debemos tener las mejores notas porque solo así nos ira bien en la PSU y podremos entrar en una Universidad Tradicional, la cual es el orgullo de la familia; nos debe ir bien porque un fracaso significa un año mas malgastado en nuestra vida. Pero aquí no termina, debemos tener un buen trabajo para mantener a nuestra familia y darle todo lo que es necesario hoy en día: los lentes más top, la última chaqueta que salió de la temporada, y otras cosas igual de imprescindibles; y continua el circulo vicioso, ya que a nuestros hijos les exigiremos aún más, porque ellos siempre deben ser mejor que los padres, y no cometer los mismos errores; como si los errores de los demás fueran experiencias propias.
Si, lo asumo soy otra de las tantas estresadas de esta sociedad, pero díganme si alguien se puede salvar de este castigo; el stress nos consume, nos seca la vitalidad y deja consecuencias físicas, como los dolores de espalda y cuello que antes sólo los tenían las personas ancianas, por tener un cuerpo cansado, pero de tanto vivir. Así también han nacido otras enfermedades propias de una sociedad vacía, las familias de las pacientes anoréxicas y bulímicas por ejemplo, se han descrito como con tendencia al aglutinamiento, a la rigidez y a la evitación de conflictos. Son familias en las que hay una alta valoración de la abnegación y en las que se busca el predominio del bienestar y la estabilidad familiar sobre las necesidades individuales. Los factores sociales involucrados en el desarrollo de la enfermedad son la sobre valoración de la delgadez en la mujer, junto con fuertes incentivo al consumo de alto contenido calórico, como un poderoso elemento cultural que favorece que en individuos y familias vulnerables, los conflictos se localizan en el peso y la imagen corporal. Por último, la depresión, las dietas restrictivas, las experiencias nuevas (pubertad, cambio de escuela, etc) y eventos vitales adversos, podrían desencadenar la enfermedad en mujeres predispuestas a ella. La sociedad no las ayuda con este grave problema, por el contrario, es ésta la que los arrastra a la enfermedad, los adolescentes se sientes intimidados con la diversidad y siguen prototipos, supuestamente ligados a la belleza.
Hasta ¿dónde llegaremos? ¿Será que ya no hay salida? Es como nacer enfermos ¿O de verdad depende de nosotros poder encontrar la cura?, calidad de vida exigida por todos, pero es otra exigencia y otro reto para alguien. Lo bueno es que estamos tan sumergido en este stress que ya no se podría vivir sin el, un condimento amargo pero que le da un sabor a nuestras vidas.